I.- Las predicciones que aquí desarrollo, por más cariño y cuidado que haya puesto en su tratamiento, no pueden dejar de ser generales, es decir, para todos aquellos que pertenecen a un determinado signo, sin poder tener en cuenta las diferencias tan importantes que existen en función de la fecha, hora y lugar de nacimiento de cada persona.
Aunque, ¿acaso no vale más conocer un 50% de nuestro probable futuro que nada?
II.- No existe ningún saber absoluto y nada es infalible, por lo que no debemos obsesionarnos nunca.
III.- Las efemérides planetarias constituyen la herramienta básica del astrólogo, por lo que nos apoyamos en las matemáticas y la astronomía.
Pero ello no garantiza la perfección de esta disciplina milenaria y en constante evolución.
IV.- Las predicciones no deben condicionar nuestras decisiones, sino que deben tomarse como un elemento más de juicio.
A la hora de elegir, siempre que sea posible, conviene escoger la vía del corazón, porque sólo allí las contradicciones no existen.
¡Que las estrellas te acompañen!
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