Tomemos un bloque de hielo congelado a cincuenta grados
centígrados bajo cero y empecemos a calentarlo.
De momento, no ocurre nada.
¡Montones de energía gastados sin resultados visible!
De súbito, al llegar a cero grados se funde: ¡agua!
Seguimos calentando. Una vez más, gran gasto de energía
sin nada a cambio. Luego, conforme llegamos a los cien grados,
empieza a soltar burbujas, hierve: ¡vapor!
¿Qué principio demostramos con eso? Que es posible invertir
mucha energía en algo -un bloque de hielo, un proyecto,
una carrera- sin que suceda nada a primera vista.
En realidad tu energía ya está produciendo cambios,
sólo que no se ven. Sigue invirtiendo energía y
verás sin duda una transformación. Recuerda el principio,
no te asustes... y no desesperes.
A mí me gusta imaginar mi vida como una partida de pinball.
Cada vez que hago un esfuerzo -ordenar mi escritorio,
escribir un libro, ayudar a un amigo, estudiar dibujo, pagar una factura,
intentar cualquier cosa y fracasar- estoy sumando puntos.
Imagino que todos mis esfuerzos se suman en mi
contador de «crédito universal".
Nunca sabré cuántos puntos necesito reunir
para sacar el siguiente premio. Es útil disfrutar con lo
que uno hace, en vez de quedarse pendiente de
un resultado inmediato. Y de vez en cuando, por lo general
cuando menos lo esperaba, ¡la musiquilla victoriosa!
Una nueva oportunidad, una invitación,
un cheque en mi correo.
Andrew Matthews
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