Tan sólo se trata de ser consciente del mismo proceso de dormirse.
O sea, observar atentamente (pero muy relajadamente, claro) como el cuerpo se va durmiendo.
Hay un instante realmente mágico en que uno puede separarse de su cuerpo a voluntad.
Es el momento en que uno ni está despierto ni dormido totalmente (una frontera muy sutil).
En ese momento precios uno «debe levantarse».
Así como suena: levantarse.
Debe uno sentirse como algo sutil y vaporoso incorporándose.
Pero haciéndolo realmente... pues no se trata de imaginar nada.
Si uno se levanta en el momento preciso entonces se produce voluntariamente lo que de todas formas iba a producirse espontáneamente (la separación del cuerpo físico y de la psiquis).
Una vez que nos hemos levantado sí podemos mirar hacia la cama (y os advierto que la primera vez la impresión es realmente fuerte)... veremos a alguien durmiendo en nuestra cama y ¡oh sorpresa!... si somos nosotros (más bien nuestro cuerpo).
Desde luego, verse directamente el cuerpo desde esa perspectiva es totalmente distinto a verse en un espejo.
Es una experiencia inolvidable.
De hecho, lo habitual es que debido a la impresión despertemos inmediatamente.
Luego podremos experimentar una segunda realidad onírica:
si cuando nos separamos voluntariamente de nuestro cuerpo físico queremos flotar en el aire... veremos que podemos hacerlo.
Basta con dar un saltito con esa intención y estaremos flotando maravillosamente en el aire.
¿Puede Ser Peligroso?
A mucha gente le encanta escribir y hablar sobre lo que no sabe.
He escuchado a bastantes personas llenas de teorías, miedos y supercherías acerca de este tema.
En el fondo me dan lástima porque hablan de lo que no saben y les gusta llenar las cabezas ajenas de sus propios traumas, dogmas, creencias y miedos.
Pero el mundo es muy ancho y caben todas las creencias que quieras asumir.
Todos nos salimos de nuestro cuerpo cuando éste duerme plácidamente y viajamos por el infinito mundo onírico, esa dimensión paralela maravillosa de la que somos ciudadanos tanto como del mundo físico.
Finalmente, cuando el cuerpo ha dormido bastante o se despierta.... volvemos a estar metidos de alguna forma dentro de él.
Sólo una vez en toda la vida no regresaremos.... pero eso, como digo, sucederá inevitablemente una vez.
He oído cosas tan curiosas como que alguien extraño puede meterse en nuestro cuerpo mientras estamos fuera.
Jamás he visto tal cosa.
Nuestra psiquis (nosotros) estamos perfectamente unidos a nuestro cuerpo por un lazo que sólo se ha de cortar cuando nos toque morirnos, ese laza es el llamado «cordón de plata».
Esas cosas sólo ocurren a aquellos infortunados que hacen todo lo posible para que su cuerpo sirva de vehículo a entidades ajenas y que se afanan en esa nada recomendable práctica del mediumnismo.
Pero eso es otra historia...Siempre regresamos a nuestro cuerpo cuando este se despierta.
De hecho, volver a introducirse en el cuerpo produce una sensación extraña, como entrar en algo tosco y pesado.
¡Es tan grato experimentar la libertad de vivir lúcidamente en el Mundo Astral.
De todas formas no es preciso realizar la práctica anterior para viajar lúcidamente por el Mundo Astral.
Si queremos visitar un lugar determinado podemos utilizar esta otra técnica, que es como un juego.
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